Será coincidencia o no, pero la pasada semana los menores han estado muy presentes en nuestra actividad, por una parte se celebró el Día Universal del Niño, por otra hemos publicado el post Don Psico en: Un caso de adicción a las nuevas tecnologías en el que también los menores eran los protagonistas, y además asistimos a una jornada muy interesante celebrada en Madrid, excelentemente organizada por Orange y la Asociación Profesional Española de la Privacidad (APEP) con el título: “Cómo ejercer la patria potestad en Internet«.
Es sobre el evento de lo que os queremos hablar, haciendo un breve resumen acompañado de algunas pequeñas reflexiones que hemos sacado de una jornada que congregó a expertos nacionales e internacionales tanto del ámbito público, como privado, que resultó muy instructiva aunque generase inquietantes reflexiones a los asistentes, no sólo como profesionales sino como padres y educadores.
Estamos en un momento en el que las nuevas tecnologías llegan cada vez de manera más temprana a los menores, los llamados “nativos digitales”, mientras los educadores, padres y formadores, en la mayoría de los casos, no tenemos capacidad de obtener las respuestas, ni sabemos cómo dotarles de las herramientas que les permitan afrontar su uso con las garantías necesarias, ni ofrecerles los mecanismos de defensa adecuados ante los peligros que conllevan.
Es lo que se conoce como “brecha generacional” o “brecha digital” en el ámbito del uso de las nuevas tecnologías.
Las nuevas tecnologías suscitan infinidad de preguntas con la particularidad de que los padres deben decidir qué papel han de jugar ellos, y la manera en la que han de intervenir desde el minuto cero, es decir, desde el momento en que decidimos que las usen.
La cuestión es, que muy probablemente las usen antes de que nos demos cuenta o incluso antes de lo que nosotros quisiéramos. Si los 10 años es la edad de inicio de acceso a Internet, es evidente que a esa edad los niños tienen todavía una gran «inmadurez«.
Las distintas intervenciones y las preguntas de los asistentes giraron en torno a cuestiones que al final plantearon debates como:
- ¿A qué edad deben tener acceso los menores a esas nuevas tecnologías?
- ¿Debe el ámbito educativo actuar para formar a los “nativos digitales”? ¿Debería existir formación específica?
- ¿Qué se le debe de exigir a la industria? ¿Cómo conjugamos las leyes nacionales frente a las internacionales y los elementos que marcan la competitividad? ¿Cómo certificar las edades de acceso a las redes sociales?
- ¿Cómo modulamos la privacidad del menor? ¿Qué espacio de privacidad debemos concederles? ¿A partir de qué momento-edad?
- Si en cuestiones de tecnologías, redes sociales, etc., un menor sabe más que el adulto, ¿a quién se va a dirigir si probablemente no va a saber responderle? Y sobre todo, ¿qué pasa cuando … “todo falla”?.
En definitiva, son tantas cuestiones que merecen un ámbito específico de análisis cada una, por eso únicamente podemos dejaros algunas de las conclusiones que hemos obtenido de manera general y que os hacemos llegar:
La edad de inicio
Lo importante es que cuando se inicie, lo haga acompañado y a ser posible desde el principio, pues a los 13-14 años muy probablemente no querrán que les acompañemos.
Dónde
Si el inicio del acceso del menor a las nuevas tecnologías, Internet, redes sociales,…, es desde casa y en concreto desde los dispositivos de los padres (de los que el 90% conocen sus contraseñas de acceso), será en casa donde deban encontrar ayuda y enseñanza, que ha de continuar en la escuela y por supuesto en la universidad.
Cómo
Hemos de incidir en que aprecien su intimidad y respeten la ajena. También resaltar un comentario de Toñi Quiñones (vocal de la Asociación Espiral, Educación y Tecnología) en el que reflexionaba sobre si por ejemplo para sacarnos el carnet de conducir vamos previamente a una autoescuela, porqué no hacemos lo mismo para iniciarnos en “Internet”, adquiriendo igualmente un aprendizaje previo.
Qué
De la misma manera, se insistió en la necesidad de explicarles los conceptos por los que nos preocupamos de ellos, pues no saben ni conocen el significado de los mismos. A los más pequeños hay que explicarles lo más elemental, desde que es un acoso. A otros que es el sexting, el ciberbullying, etc. pero además, también habrá que explicarles que pueden estar cometiendo un delito, pues hay falta de conciencia en ese sentido y la falsa creencia de impunidad, pues “como soy un menor, no me pasará nada”. Debemos explicarles que la responsabilidad existe, distinta a la del adulto, pero existe.
Los recursos y las herramientas
Para que las usen en caso de necesidad, pues probablemente no se atrevan a contárnoslo pero sí sabrán que pueden acudir a esa web en donde contar su problema o que usen el botón de denuncia/pánico. Hemos de usar los sistemas de control parental.
Implicación/Participación
Escasa de los padres en los talleres y sesiones que se realizan. Nos preocupa que se descarguen aplicaciones sin permiso, pero sobre todo si cuestan dinero.
Vida Real vs On line
Si en la vida real no compartimos con extraños, ni contamos cosas sobre nuestros gustos, aficiones, etc, ¿no deberíamos hacer lo mismo en la vida on line?
Finalmente dejaros un dato curioso:
Si pudiésemos considerar a Facebook como un país, por su número de seguidores, sería el tercer país del mundo en la actualidad y debe ser por eso que tiene sus propias leyes, que criticadas o no, son aceptadas o de lo contrario “estás fuera”.
Por eso queremos suscitar debate y conocer vuestras opiniones sobre todas estas cuestiones que en el evento se trataron y como de costumbre si necesitáis de nuestros servicios de asesoría en materia de privacidad (LOPD), estamos a vuestra disposición.