¿Quo Vadis LOPD? ¿Quo Vadis Privacidad?
Amigos lectores, hemos estado dudando en como titular este post, aunque la verdad es que lo importante es la conclusión que podamos hacer al finalizar su lectura, si es que sacamos alguna.
Hace unos días vimos en la portada del periódico “El País” el siguiente titular: “EE UU presiona en la sombra para frenar la normativa de privacidad europea” . Vaya, una portada y bien grande sobre privacidad, que además va acompañada de 3 páginas interiores desgranando parte de las cuestiones que ahora comentaremos.
Todo ello nos hace reflexionar sobre el contenido de los artículos, las entrevistas, noticias y los acontecimientos que se han sucedido últimamente, para ver hasta qué punto parece que los temas de privacidad asoman con fuerza.
La cuestión es que ya la semana pasada pudimos leer en una entrevista al director de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), José Luis Rodríguez Álvarez una frase que pienso viene a dar en parte, respuesta al título de este post: “Estamos en un momento crítico para la privacidad”.
Pues sí, un momento en el que había esperanzas por ver cómo quedaría finalmente el reglamento europeo de protección de datos, si es que daba tiempo en ésta legislatura que se agota, y ahora aparecen los escándalos conocidos sobre el programa PRISM que parece va a dejar en eclipse total a la privacidad, no sólo de los europeos, me temo que a la privacidad del “mundo mundial” le esperan tiempos de tinieblas, aunque para según qué lado del atlántico serán mayores o menores si nos atenemos a las palabras de la propia Viviane Reding (vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Justicia) diciendo “nunca había visto un ‘lobby’ tan potente”.
Vamos que hay una lucha entre EEUU y la UE por el control de la privacidad, en la que a medida que avanzaba el caso PRISM convirtiéndose en el caso SNOWDEN, lo de menos es saber si realmente todas nuestras comunicaciones son intervenidas, más bien si lo seguirán siendo, entre otras cuestiones.
Las declaraciones de los países se han ido sucediendo y al final parece que todos lo sabían, consentían e incluso tenían su propio programa de espionaje. Hace unos días la propia canciller de Alemania, Angela Merkel, manifestó su postura de “endurecer las normas de protección de datos en Internet de la UE y por forzar a las compañías de Internet a ser más abiertas en sus políticas en este sentido tras los escándalos de espionaje protagonizados por el Gobierno de Estados Unidos”.
Pero según indicaban algunos medios alemanes, “Los servicios secretos alemanes conocían desde hacía años la capacidad de sus homólogos estadounidenses para interceptar comunicaciones en todo el mundo y recurrieron a ellos en repetidas ocasiones”. Ante esto la respuesta de momento, es la habitual: “el gobierno ‘no comenta públicamente detalles’ de la ‘cooperación’ entre los servicios secretos alemanes y los estadounidenses”, es decir, NO COMENT.
La semana pasada también desayunábamos con la noticia de que el Gobierno brasileño baraja obligar a las multinacionales que ofrecen acceso y servicios en Internet a almacenar sus datos en Brasil y no en el exterior, creando nuevos incentivos para que las empresas mantengan sus centros de datos en Brasil, ya que el gobierno brasileño entiende que “internet tiene reglas de gestión exclusivamente dictadas por Estados Unidos. Defendemos una gestión multilateral y multisectorial”. El caso de Brasil parece que no será el único o cuando menos en intenciones.
Y mientras en la UE con una directiva del año 1995, sus Estados miembros no se ponen de acuerdo para sacar adelante la nueva reglamentación, en un momento en el que por todo lo anteriormente comentado, es evidente que hay una necesidad de contar con estándares globales de privacidad. Si a esto le añadimos las palabras asombrosas pronunciadas en una conferencia sobre la reforma de la normativa europea de protección de datos por Giovanni Buttarelli, adjunto al supervisor Europeo de Protección de datos, fijando el año ¡¡¡2025!!! como la fecha en la que entraría por completo en vigor el nuevo reglamento, entonces me viene a la mente la famosa frase de Obélix: “están locos estos Romanos”.
Es evidente que el mundo tiene o tenemos otros problemas, que hay amigos/conocidos que afirman que la LOPD/privacidad es una paranoilla de 4 freekes, a lo que suelo responder que en cierto modo sí, pero que gracias a ellos aún hay quien se preocupa por su privacidad. Impresiones, que en cierto modo se puede confirmar si nos atenemos a una encuesta del mes de mayo, que reflejaba lo siguiente: ”La protección de datos personales, es una leve preocupación para los españoles“ y no les falta razón, sobre todo al ver cómo actúan los romanos en la defensa de su Imperio.
En el 82 ya cantaba Miguel Ríos aquello de “año 2.000”, con estrofas como:
«Esta es la era de Mister Chips,
micro-ordenador de tu porvenir.
Que por lo pronto te quita el curro
además de ser tu ficha sin fin.
Hay que dictar su sentencia,
diciéndote que es por tu bien…..»
Pues sí, de nuestro provenir, nuestra ficha sin fin y por nuestro bien. La batalla del derecho al olvido ya está en marcha y se enfrenta a la libertad de expresión, la de la competitividad marcada por las leyes globales-locales también, la de anteponer seguridad a privacidad es una batalla que renace a golpe de terrorismo. La era del Big Data y el Cloud Computing hacen que conservemos la información “por si acaso”, sin importar dónde o si lo hacemos de forma segura y responsable, sin advertir de las brechas de seguridad …
Vendrán otras guerras, probablemente inimaginables hasta para Miguel Ríos, para las que en el 2025 tampoco habrá respuestas y mientras nos haremos la misma pregunta: ¿Quo Vadis?
Un buen artículo Rafael. Apuntas muchas cosas: en algunas esto más de acuerdo que con otras, aunque en general pienso que no es un problema de la lucha de la privacidad con la libertad, sino que, como siempre, los límites a la libertad de uno vienen marcados por la libertad de los otros.
Creo que la tecnología acelera los posibles «atajos», pero estos han existido siempre y en todos los casos; no matemos al mensajero: la tecnología no es mala, pero como todo hay que establecer límites si no queremos que la libertad que nos brinda se nos vuelva en contra.
Saludos
Gracias Juan Carlos por tu comentario.
En cualquier caso, no trato de atacar o «demonizar» a la tecnología. La cuestión, como siempre, es el uso que se le da.
Ahora mismo hay usos que son contrarios a garantizar un derecho fundamental y lo peor es que quienes han de regularlo no se ponen de acuerdo pues los grupos de presión parece que imponen sus criterios.
Un saludo
Es difícil encontrar el equilibrio pero es algo en lo que deberemos invertir, pues la tecnología nos abre un mundo maravilloso…., si somos capaces de explotarlo sin que nos explote