Ley de “Murphy” y privacidad online
Creo que todos estamos de acuerdo en que parte de la información sobre nosotros, quiénes y cómo somos, nuestros gustos, aficiones, hábitos, etc… que está divulgada en Internet la ha publicado uno mismo. En ocasiones compartimos intimidades solo por el simple hecho de comunicarnos, de que sepan que hemos sido padres, tíos, abuelos o que estamos de vacaciones en tal país o tomando una copa en un local nuevo, en una boda o de visita cultural o que la gente sepa que nos gusta una página web, que en función de su contenido puede revelar datos más comprometedores o sensibles sobre nosotros.
Podemos decir que esa información la hemos compartido de manera directa, pero también hay información que otros pueden deducir de nuestra actividad digamos “indirecta” en la Red o cuando menos no pública, como la que proporcionan las aplicaciones que nos hemos descargado en el móvil, las páginas visitadas o las compras realizadas.
Con todo ello, a las empresas con servicios online les resulta relativamente sencillo recabar nuestros datos, cruzarlos y analizarlos para ampliar sus opciones de venta ofreciéndonos publicidad/productos de manera personalizada. ¿Cuántas veces hemos consultado vuelos y posteriormente nos aparecen anuncios ofreciéndonos ofertas para esos destinos?.
También existe otra vía, cada vez más extendida y es la información que otros dan de nosotros en la red y que de entrada no podemos controlar y en ocasiones ni siquiera llegamos a saber que existe, pero existe y como ya sabemos que existe una “Ley de Murphy” será usada y con malas intenciones.
Por todo ello y por lo que vendrá, creo que estaremos muy de acuerdo en que la privacidad en Internet no existe, es difícil de administrar, pero cuando menos sí que podemos decidir libremente qué información queremos trasmitir de manera directa, a quién se la damos y los medios que usamos. Todo ello sí está en nuestras manos.
Pero si todo esto lo hacemos los mayores/adultos, que podemos esperar de los adolescentes y jóvenes, que en realidad no son conscientes de las consecuencias de los datos que revelan en la Red.
Las redes sociales tratan de protegerles en cierta medida, prohibiendo su registro a los menores de 14 años (edad mínima legal), pero entenderemos que no es fácil que exista un sistema de identificación sólido que gestione el acceso por la edad, sobre todo cuando son sus propios padres los que les permiten registrarse.
Bueno, en todo caso, conviene repasar algunos de las cuestiones que debemos tener presentes para proteger nuestra privacidad online:
- Lee el aviso legal y las políticas de privacidad, prestando especial atención a la identidad del responsable, a la finalidad con la que se recaban todos tus datos y a que puedas ejercitar tus derechos ARCO (de acceso, rectificación, cancelación y oposición de tus datos).
- Instala un antivirus en tu equipo/dispositivo, accede al mismo y a sus registros con contraseñas robustas y cámbialas cada cierto tiempo o si detectas algo sospechoso, toda ayuda es poca. Si usas red WIFI protégela.
- Los archivos temporales y las cookies que se guardan en nuestros equipos dicen mucho de nuestra actividad en la Red, bórrelos periódicamente.
- Antes de aceptar la invitación de un tercero y agregarlo como contacto, piénsalo dos veces.
- No publiques datos de terceras personas sin su consentimiento.
- Piensa si de verdad necesitas publicar tu ubicación, gustos, fotos, etc. y por ende la de otros.
- Nuestras aficiones y gustos pueden decir mucho de nosotros, cuida de tu reputación online, de la información publicada hoy puedes arrepentirte mañana. Recuerda la “Ley de Murphy”.
- Si eres menor de edad seguramente no estarás leyendo este post, pero confiamos en que un adulto te lo cuente.
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